*Este artículo está redactado con fines puramente informativos y contiene información sobre productos de inversión financiera que acarrean riesgo. Los resultados esperados y los resultados pasados no pueden predecir con exactitud los resultados futuros. Ningún apartado de este artículo debe interpretarse como consejo u asesoramiento financiero.

Has tenido una buena temporada en tu empresa o en tu emprendimiento y cuentas con un excedente de capital, con fondos mayores de los que pensabas disponer y que no tienes necesidad de utilizar en el mediano o largo plazo; en esta situación, ¿qué haces con el excedente de capital?

Una de las reacciones más comunes en estos casos es depositar el dinero extra en cuentas bancarias sin interés, a modo de ahorro. Esta opción nunca fue una mala idea en los países de la zona euro, en donde la inflación se mantuvo muy baja y relativamente estable durante mucho tiempo.

Sin embargo, esto cambió en 2021, cuando la inflación interanual comenzó a escalar, llegando al pico de 10,6 % en octubre de 2022, de donde ha ido descendiendo, lentamente, desde entonces. Como bien saben en regiones como América Latina, en economías inflacionarias el dinero «quieto» pierde valor.

Si poner tu excedente de capital en una cuenta sin interés es la primera opción, la segunda, mucho más interesante, suele ser reinvertir este excedente en tu propio negocio, ya sea comprando mercadería, adquiriendo nuevas máquinas y herramientas o mejorando la infraestructura en general, impulsando tus esfuerzos mercadotécnicos, expandiendo tu oferta lateral u horizontalmente, etc.

A grandes rasgos, las demás posibilidades giran en torno a la inversión financiera. Antes de adentrarnos en tema e indagar en los diferentes productos financieros disponibles en España, hay algunos conceptos que conviene comprender.

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Conceptos clave de los productos financieros

El mundo de las finanzas puede resultar confuso, y aunque no hace falta que te conviertas en un experto para aprovechar algunas de las oportunidades de las que dispones, sí es importante comprender algunos conceptos básicos.

Rentabilidad, riesgo y volatilidad

Toda inversión cuenta con dos aspectos interrelacionados: una rentabilidad potencial y un nivel de riesgo. Como regla general, mientras mayor sea la rentabilidad potencial, mayor será el riesgo que acarrea el activo o el producto financiero.

En otras palabras, mientras más dinero pueda generar tu inversión, más riesgo asumes de perder tu excedente de capital.

A su vez, un tercer concepto que se desprende de la rentabilidad potencial y el riesgo es la volatilidad, que afecta a los activos financieros de renta variable (es decir, que su rentabilidad es impredecible), y representa el nivel de estabilidad que mantiene su valor a lo largo del tiempo. Mientras más volátil, menos predecible; mientras menos predecible, mayor riesgo.

En muchos casos, el comportamiento pasado de los activos financieros de renta variable, como acciones o fondos de inversión, es un indicador tanto de su volatilidad, como de su rentabilidad potencial y de su nivel de riesgo.

Sin embargo, otra máxima de las inversiones es que los rendimientos pasados nunca son indicadores fiables de los rendimientos futuros, en especial cuanto mayor sea la volatilidad del activo.

Incluso en el caso de los activos financieros de renta fija, como las cuentas de ahorros con interés, los bonos y en los depósitos a plazo fijo, que son productos financieros de muy bajo riesgo, el riesgo aún existe: si tu depósito excede al monto asegurado (en la UE, por lo general, 100.000 €) y el banco se declara insolvente, podrías perder ese excedente, sea la cantidad que sea.

¿Cuál es la diferencia entre TIN y TAE?

Las siglas TIN y TAE no solo están presentes en la oferta de activos financieros de inversión de renta fija, sino también en la de todo tipo de productos de endeudamiento, como préstamos, créditos, hipotecas y planes de cuotas; pero, ¿qué significan exactamente? ¿En qué se diferencia TIN y TAE?

¿Qué es el TIN? Mientras que en un producto de endeudamiento el Tipo de Interés Nominal (TIN) representa el porcentaje fijo que deberás pagar al banco sobre el monto de dinero que has recibido, en uno de inversión, a modo inverso, representa el porcentaje en que aumentará tu capital invertido.

¿Qué es el TAE? La Tasa Anual Equivalente (TAE) representa el costo real, en el caso de un producto de endeudamiento, y el rendimiento real, en el caso de uno de inversión. El TAE incluye en su cálculo al TIN, pero también a los gastos de gestión, comisiones bancarias y hasta la periodicidad de los pagos o los cobros.

Aunque ambos indicadores son útiles al analizar los diferentes activos y productos de inversión, conviene prestar especial atención al TAE, ya que es un indicador más exacto de lo que puedes esperar recibir y fue concebido específicamente para comparar con facilidad los diferentes productos financieros de inversión y endeudamiento.

Aclarados estos conceptos fundamentales, avancemos con algunos de los activos y productos financieros en los que se podría invertir un excedente de capital, ordenados de menor a mayor riesgo:

Cuentas de ahorros con interés para empresas

Las cuentas de ahorros con interés son productos financieros muy comunes ofrecidos por la mayoría de los bancos. Funcionan de manera similar a una cuenta corriente: puedes depositar, retirar, transferir y traspasar fondos dentro y fuera de la cuenta libremente.

Sin embargo, en este tipo de cuentas el banco te paga un interés sobre los fondos depositados siguiendo una periodicidad determinada (mensual, trimestral, semestral).

A la hora de contratar una cuenta de ahorros con interés considera tanto la periodicidad como el TIN, el TAE y los costos, comisiones y requisitos de apertura y mantenimiento, así como las posibles penalizaciones, si las hubiera.

Si bien las cuentas de ahorros están orientadas por lo general a personas particulares, también existen algunas opciones para empresas, como la Cuenta Profesional de Bankinter.

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Depósitos a plazo fijo para empresas

Un depósito a plazo fijo es un producto financiero ofrecido por los bancos en el que, valga la redundancia, depositas un monto determinado por un plazo fijado previamente y, una vez cumplido el plazo, recibes el depósito de vuelta, sumado a los intereses.

Aunque en principio suena bastante similar a una cuenta de ahorros, hay algunas diferencias clave que conviene considerar, además de la cuestión de los plazos y los montos fijos.

Mientras que en una cuenta de ahorros puedes depositar y retirar tus fondos libremente, en un depósito a plazo fijo el monto que depositas queda «congelado» hasta alcanzar el plazo acordado.

En la práctica, los plazos fijos suelen generar más intereses que las cuentas de ahorros, dado que los bancos pueden aprovechar ese dinero para sus propias inversiones o productos. Así, mientras mayor sea la duración del plazo fijo, mayor será el TAE.

Sin embargo, como explicamos al comienzo, una rentabilidad mayor también es indicador de un mayor riesgo: al no poder retirar tu dinero hasta la conclusión del plazo, corres ciertos riesgos.

Si, por ejemplo, la inflación se dispara mientras tu dinero está depositado en un plazo fijo, puede que la rentabilidad pactada inicialmente no alcance a cubrir la devaluación causada por el pico de inflación; de igual manera, si corrieran rumores de insolvencia por parte de tu banco, puede que no logres retirar tu dinero a tiempo.

Al igual que sucede con las cuentas de ahorros con interés, los plazos fijos son productos comúnmente ofrecidos a los clientes particulares, pero existen varios plazos fijos para empresas en España, como los ofrecidos por EBN Banco de Negocios, Caixa Popular u Open Bank.

Bonos públicos y privados en España

Los bonos son instrumentos financieros de renta fija emitidos por gobiernos o empresas privadas que buscan financiación a cambio del pago de intereses a los inversores que los adquieren.

Varían en gran medida en sus características dependiendo del emisor, ya que, siempre acorde a las legislaciones vigentes, existen muchas variables respecto a los bonos que los gobiernos y las empresas pueden modificar: el plazo de vencimiento, la rentabilidad, la periodicidad de los pagos (de los intereses), etc.

El riesgo en los bonos viene dado por la solvencia del emisor. Así, los bonos emitidos por gobiernos suelen tener un riesgo bastante bajo, e igualmente baja suele ser la rentabilidad fija ofrecida; como contraparte, los bonos emitidos por empresas ofrecen por lo general más rentabilidad, pero el riesgo de insolvencia es mucho mayor.

A pesar de lo simples que parecen, los bonos son instrumentos complejos que conviene estudiar en profundidad, ya que tanto en su rentabilidad real como en su costo de acceso influyen varios factores. En el caso de los bonos públicos, por ejemplo, la compra se hace a través de un complejo sistema de subastas.

Mientras que los bonos privados son comercializados, por lo general, por las empresas que los emiten, las personas jurídicas que deseen adquirir bonos públicos (así como cualquier otro instrumento de deuda pública) solo pueden hacerlo a través del Banco de España.

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Fondos de inversión para empresas

Un fondo de inversión es un producto financiero que te permite acceder fácilmente a una cartera diversificada de inversiones. Están gestionados por instituciones financieras, que los estructuran y administran según determinados estándares de riesgo y renta potencial.

Estas instituciones venden participaciones de sus fondos de inversión a personas particulares y jurídicas, que adquieren un porcentaje de los activos que componen el fondo. Mientras mayor sea tu participación en el fondo de inversión, mayor será tu rentabilidad, así como la cantidad de capital que pones en riesgo.

Estos activos pueden ser de renta variable o de renta fija y por lo general se trata de acciones, bonos públicos y privados, materias primas y divisas. La composición del fondo es lo que determina su volatilidad.

Siempre que entran en juego activos de renta variable, como acciones, es importante comprender que el rendimiento exacto del fondo es imposible de predecir y, por lo tanto, es posible que genere perdidas en lugar de ganancias en un periodo determinado.

Invertir en un fondo de inversión, sin embargo, es más seguro que adquirir activos financieros individuales, ya que la variedad de instrumentos que componen el fondo sirve para reducir el riesgo total: si a una acción, materia prima o divisa dentro del fondo le va muy mal, su efecto puede contrarrestarse con el desempeño positivo de otra.

En la práctica, existe una infinidad de fondos de inversión, enfocados en tipos de activos particulares (por ejemplo, en acciones de empresas tecnológicas), asociados a índices bursátiles (como el S&P 500), con distintos niveles de riesgo y renta potencial, con diferentes costos y comisiones, etc.

En España, los principales bancos que ofrecen la posibilidad de adquirir participaciones en fondos de inversión para empresas son el Banco Santander, Bankinter e IberCaja.

Otras posibilidades de inversión para empresas

Los instrumentos financieros descritos hasta aquí se caracterizan por bajas rentabilidades y niveles moderados a bajos de riesgo. Los restantes, en cambio, ofrecen grandes oportunidades de rentabilidad acompañadas de altos niveles de riesgo: criptomonedas, acciones, materias primas, contratos de divisas, etc.

Cada uno de estos activos de renta variable acarrean diferentes niveles de volatilidad y exigen, por lo tanto, un nivel considerable de tolerancia al riesgo (y de conocimiento y experiencia, claro). A modo de ejemplo, evaluemos dos tipos de activos financieros de renta variable: criptomonedas y acciones.

Durante su pico de popularidad, una unidad de Bitcoin pasó de valer 10.837 USD en septiembre de 2020 a valer 61.837 USD en octubre de 2021, es decir, alrededor de un 468 % más. Sin embargo, para junio de 2022, menos de un año después, una unidad de Bitcoin valía 20.108 USD, un 67 % menos.

Por su parte, una acción de Tesla, la empresa líder en sustentabilidad dentro de la industria automotriz, se valuaba en 193,627 USD en mayo de 2021. Solo unos meses más tarde, en noviembre de 2021, la misma acción llegó a valer 407,363 USD, un 110 % más; sin embargo, para enero de 2023 el valor de la acción se había desplomado a 113,06 USD, un 72 % menos.

Por la volatilidad que acarrean, además de la gran cantidad de regulación que rige a este tipo de activos financieros, la mayoría de las instituciones y plataformas que ofrecen este tipo de servicios de inversión lo hacen a sus clientes particulares. Sin embargo, N26 ofrece la posibilidad de comprar y vender criptomonedas a sus clientes autónomos y Bankinter ofrece un amplio abanico de acciones a través de su servicio «Broker».